Hacienda somos todos
Editado a las 01:00 del 2004-05-13
Pues sí, a estas alturas del año me toca -como a un buen número de lectores, supongo- ajustar las cuentas con la Agencia Tributaria. No es precisamente el año en que la declaración será más fácil de hacer, porque con la compra de la vivienda siempre hay bastantes movimientos de dineros y desgravaciones, tramos, porcentajes y otros embrollos que (al menos a mí) me resultan bastante difíciles de desentrañar.Pero este año el über-geek que hay en mí se ha rebelado y se ha animado a echar la declaración por Internet. ¡Toma ya, ni Indiana Jones! Para mi sorpresa, el trámite es trivial. Dado que trabajo muy cerca de unas oficinas de la Agencia Tributaria, solicitar y recoger el certificado digital de la FNMT fue cuestión de un par de días. Como nunca había trabajado con certificados empotrados en un navegador todo el asunto me resultaba algo misterioso, pero al final todo se reduce a exportar el certificado en un ficherillo protegido con clave que además (¡viva la normalización!) entienden todos los navegadores que he probado: Internet Explorer, Firefox, Konqueror y Opera, así que he podido descargar el certificado en el ordenador del trabajo, con Windows, y llevármelo a casa a todos mis navegadores Linuxeros (claro que luego descubrí que el PADRE es "only-windows" de momento y me lo tuve que llevar al Windows).
Una vez superado el trámite de instalar el certificado digital, el proceso es aún más trivial -si tienes conexión a Internet-: el propio PADRE lanza una instancia de Explorer (para esto fuí cauto y usé el navegador que más o menos supondría que funcionaría) y se trae tus datos fiscales: en efecto, Hacienda lo sabe casi todo de nosotros. Un retoque por aquí y una desgravación más por allá y ¡presto! La declaración hecha en cinco minutos.
Y por si fuera poco, sale a devolver :-)