Mozilla, el gran olvidado
Editado a las 01:00 del 2004-09-14
La suite Mozilla ha sido, desde siempre, uno de los programas malditos. Su tamaño mastodóntico (no en vano el nombre similar al bicho de pelis niponas le venía como anillo al dedo) y lo ambicioso del proyecto hacían que Mozilla fuera la eterna promesa del mundo del software libre. De hecho, muchos expresaron sus dudas de que el proyecto Mozilla fuera viable mientras su producto estrella fuera semejante patata cocida (yo uno de ellos). Hasta que aparecieron Phoenix, luego rebautizado como Firebird, luego renombrado a Firefox y de pronto ¡zas! tantos años de silencioso desarrollo en el motor Gecko daba sus resultados y aparecía un navegador bueno, bonito y barato con la marca "de la casa" (otros como Galeon, KMeleon, Epiphany no dejan de parecer al gran público navegadores distintos de Mozilla a pesar de que en sus tripas usen lo mismo). Y después de Firefox llegó Thunderbird, la aplicación de correo, ¡ya podía uno tener las ventajas del análisis bayesiano de spam sin tener que instalar la pesada suite completa!Y héteme aquí que desde el año pasado me encuentro cada día trabajanado en ordenadores con ambos programas (Firefox y Thunderbird) instalados. Aunque el equipo de la oficina no es precisamente reciente (un Pentium III a 1GHz con 256 Megas con Windows 2000) parece que debería mover ambas aplicaciones con soltura, y no es del todo así. De forma que yo, astuto donde los haya, me pregunto ¿no sería a estas alturas más ligero instalar toda la suite que los dos programas de forma independiente? Después de instalar la suite del gran lagarto rojo compruebo que la cosa va mucho mejor y conmutar entre la aplicación de correo y los navegadores es rápido, muy rápido. ¿Por qué es así?
En primer lugar tanto Phoenix como Thunderbird usan el motor Gecko para dibujar su propia interfaz de usuario, de forma que en cuanto a consumo de memoria es más eficiente cargar una sola instancia de Gecko y usarla para pintar dos ventanas distintas que tener dos aplicaciones distintas cada una con su Gecko a cuestas -entiendo que Gecko no es una sencilla librería de widgets de usuario tipo Gtk, Qt o MFC-.
En segundo lugar, Mozilla ha seguido mejorando con el paso del tiempo y es de suponer que el código ha ido sufriendo sucesivos refinamientos y está más afinado.
Pero mi impresión es que durante todo este tiempo ha habido algo que ha cambiado más que cualquier otra cosa, y son los ordenadores donde uno trata de echar a andar los programas. Y sí que ha cambiado el escenario: la primera vez que traté de trabajar con Mozilla (y me volvía a mi Netscape 3.01 Gold) era en un Pentium 120MHz, y ahora en casa tengo un AMD XP1800+. Por mal que lo hayan hecho los de Mozilla el programa tiene que ir mejor a la fuerza.
Así pues esta es mi recomendación para hoy, querida y escogida audiencia (muy muy escogida, ciertamente):
Si vais a usar Firefox y Thunderbird a la vez, dadle otra oportunidad al Gran Lagarto Rojo.