Sandra, el Malaguita y Auschwitz
Editado a las 01:00 del 2005-01-27
En Auschwitz, según he escuchado hoy en la radio, ponían valses de Strauss a los judíos según los iban encarrilando hacia las cámaras de gas. No consta, por otro lado, si el Malaguita (maldito apodo que menta mi tierra) y sus compinches tenían puesta música alguna en el coche mientras acababan de la peor de las maneras posibles con la vida de Sandra Palo. Leer la historia del martirio que sufrió Sandra pone los pelos de punta, pero para mí esta atrocidad no es lo peor de la historia.Reflexionar sobre este asunto, qué habría que hacer con el hijoputa del Malaguita y los suyos es una de esas cosas para las que conviene hacer acopio de frialdad, y uno termina enfrentándose con sus propias contradicciones, que salen como Darth Vader de la cueva del bienpensar: ¿qué tipo de sociedad quiero? ¿qué justicia debe buscar esa sociedad? No es difícil determinar que los asesinos de Sandra son unos monstruos, pero sí me resulta más difícil afirmar rotundamente que ellos mismos no son en cierto modo producto de un entorno que puede llegar a crear este tipo de alimañas para las que una vida humana significa menos que nada. No afirmo, sólo dudo. Si estos desgraciados hubieran sido hijos de buenas familias del Barrio de Salamanca, ¿habrían cometido esto? ¿Quién puede afirmar que sí, o que no?
¿Y qué hacer con los asesinos? Sin ir más lejos, en cierto foro que frecuento la opinión mayoritaria en abogaba por provocar a los asesinos de Sandra un sufrimiento comparable al sufrido por ella; y esto lo afirmaban no los típicos trolls que buscan guerra sino foristas por lo general comedidos y más o menos sensatos. ¿Buscamos venganza o buscamos justicia? Si ya nunca podrá hacerse justicia con Sandra, ¿vale la venganza como sucedáneo?
En una menor escala, la cadena perpetua niega toda posibilidad de reinserción. ¿Es posible que estos asesinos acaben siendo personas normales? ¿Por qué los calificamos directamente de alimañas inhumanas (sin preguntarnos cómo han podido convertirse en ello) y por tanto negamos cualquier posibilidad de reinserción?
¿Nos limitamos a endurecer las penas? ¿No es eso demasiado poco para Sandra?
Son muchas dudas, y yo no tengo ninguna respuesta. Bueno, una sí.
En el foro anteriormente mencionado, he leído una opiníon como esta
A gente con los genes podridos habría que quitarla de en medio lo antes posible. Hace falta un poco de Darwinismo positivo.
No he podido dejar de acordarme de los nazis de Auschwitz, los melómanos asesinos. Muchos hijos de familias distinguidas. Para ellos, los judíos tampoco eran reinsertables. Si empezamos con los asesinos de Sandra, ¿quién sabe dónde acabaremos?