La muerte de descendiente
Editado a las 12:36 del 2005-05-24
descendiente era mi PC, mi caballo de batalla en la red en estos últimos 3 años. Era, como todos los PCs que se precien, un pequeño Frankenstein fruto de innumeables actualizaciones parciales de los componentes que se iban quedando obsoletos. En la actualidad llevaba un AMD XP1800+, 768 MB de RAM, 160GB de disco duro, y una ATI Radeon 9000Pro: un sistema más que suficiente para mis necesidades.Pues bien, el viernes pasado se murió. Delante de mis ojos. La mayor parte de los ordenadores fallecen cuando uno no mira, y se encuentra con que al día siguiente no vuelve a arrancar (en realidad se mueren cuando lo apagas, que sí que estás mirando: lo único es que en ese momento no te das cuenta).
Pero descendiente no podía morirse así, no, porque él era un campeoncito que estaba las 24h del día encendido, hasta en los veranos más calurosos. Su muerte fue otra.
Simplemente, sincronicé la Palm usando JPilot. Después de desenchufar la PDA del puerto USB, me di cuenta de que el ratón no se movía y el teclado tampoco. Le eché la culpa al driver USB de Linux, que probablemente se habría quedado tonto con la sincronización y había perdido contacto con el teclado y ratón, que también son USB. Sin echarle más cuentas, lo dejé encendido y me fui al Carrefún.
A la vuelta, seguía igual -en realidad no esperaba otra cosa, solo lo había dejado funcionando para que acabasen los updates de Ubuntu-. Pero me fijé en el escritorio y vi que el reloj de Gnome estaba parado: seguía diciendo que eran las 7 de la tarde. Algo raro había pasado...
Y entonces, al reiniciar, estaba claro que pasaba algo. descendiente no pudo arrancar.
Todos los intentos de resucitación fallaron. Desenchufé los discos -muy recomendable si uno va a estar encendiendo y apagando el ordenador muchas veces- y probé muchas combinaciones. Cambié los módulos de RAM de slot, probé cada módulo por separado, comprobé el ajuste de la CPU, quité todas las tarjetas PCI menos la gráfica, borré los contenidos de la CMOS, quité la batería de la placa, monté la placa fuera del ordenador sobre una caja de cartón... Creo que hasta maldecí la difunta ascendencia del ordenador, a pesar de que un ordenador no tiene ancestros.
Lo más que conseguí, alguna que otra vez, fue que el sistema arrancase con los valores de fábrica, entrar en el setup de la BIOS, y al siguiente rearranque quedar igual. No logré dar con un patrón que me permitiera reproducir este escenario.
No tengo claro qué componente es el culpable -sospecho de la placa base pero no estoy seguro-, en todo caso no me quedó más remedio que certificar que, como un todo que es mayor que la suma de las partes, descendiente dejó de existir aquella tarde del viernes.