Que empiece la hecatombe
Editado a las 12:28 del 2005-08-30
No recuerdo el nombre de la peli de James Bond en la que el malvado megalómano de turno decía la frase del título, pero no puedo dejar de pensar en ella cada vez que contemplo el calendario: pasado mañana es día uno de septiembre, y Madrid con estos pelos. O con estas obras, que es lo mismo.Cualquier lector madrileño sabe perfectamente de lo que hablo. Lo descubri hace un par de meses cuando un Sábado por la tarde nos dio por acercarnos en coche al centro desde Alcorcon. El centro de Madrid lleva meses siendo una enorme trampa de atascos en calles medio cortadas, socavones mal señalizados y conductores encabronados. Pero este verano todo ha terminado estallando, la M30 también es víctima de las obras. Y lo peor es que las obras se mueven. Lo que es señal de avance hacia la consecución del fin de la obra, claro, pero también supone no poco stress porque donde un día los carriles eran rectos y estrechos, de pronto te encuentras con curvas cerradas, carriles que se unen entre si. Volantazos y frenazos imprevistos dentro del atasco cuando un conductor despistado se sale de su camino.
La ultima que me toca sufrir por las mañanas es un atasco a las siete menos cuarto, exactamente en el punto donde todo el tráfico de la N-V se desvia hacia la Avenida de Portugal y se enchufa por el Puente e Segovia. Alcanzar la glorieta de Príncipe Pío entre autobuses que tienen que recoger pasajeros y luego buscar su carril -ellos también, pero impera la ley del mas grande- es una prueba para los nervios de cualquiera. Paradojicamente, tras este tramo, la Gran Vía (tambien en obras) es un bálsamo de tranquilidad.
No sé si los lectores de fuera de Madrid pueden concebir el horror al que me refiero. La M30 no es una autovía de circunvalación (tal vez ni la M40); es una calle por la que inevitablemente tienes que pasar si quieres llegar a tu destino en un día de trabajo...
Yo, por mi parte, me quedo con sólo uno de los muy gráficos comentarios de esta noticia en 20 Minutos:
Para Gallardón y compañía la M-30 es una autopista o una calle según para lo que les interesa: es una autopista en cuanto barrera infranqueable que es (ni un semáforo, ni un paso de peatones en superficie, solo pasarelas elevadas, nudos de incorporación o salida y ni una sola línea de autobús que la recorra entera). Por el contrario es una calle a efectos de librarse de la obligada declaración de impacto ambiental previa a las obras de aumento de su capacidad que se están llevando a cabo