Casi me mato
Editado a las 12:55 del 2006-02-26
Hoy el sol nos ha regalado una mañana estupenda, al menos a los vecinos del Norte de Alcorcón. Y no lo parecía, desde la cama he podido escuchar el agua golpeando en el poyete de la ventana (premio para el arquitecto que decidió que sería metálico). Por eso me ha extrañado tanta luz al levantarme, y el cielo estaba completamente despejado, sólo había algunas nubes sueltas (a esta hora del mediodía la cosa ya está algo más encapotada)Pero al asomarme a la terraza y ver el jardín completamente blanco, me he dado cuenta del error: no estaba lloviendo en una mañana soleada, era la nieve de los tejados que se estaba derritiendo bajo los rayos del Lorenzo. Algún pajarillo gorjeaba. Qué mejor comienzo de Domingo febreril.
Así pues, me armo de algo de dinero suelto y me pongo rumbo a la papelería-librería-panadería-confitería-tienda-de-ultramarinos-estanco que abastece al barrio los domingos por la mañana con la intención de comprar «El País» y la clásica baguette cuando, al salir a la calle, he dado una clase de resbalón que no me he matado de milagro. No es que haya dado con mis partes de asiento en el suelo sino que más bien he ejecutado una especie de finta en el aire y milagrosamente he mantenido el equilibrio. De haber caído en redondo, el zarpajazo habría sido descomunal.
La zona de este lado del edificio todavía estaba en sombra, y la aparentemente suave capa de escarcha estaba a medio congelar, formando traicioneras placas de hielo. Mirando con mucho cuidado dónde ponía los pies, me fui un poco como Frankenstein hasta la tienda.