IKEA bate récords
Editado a las 14:26 del 2006-09-17
IKEA bate récords. En concreto, ayer sábado batió el récord de tocamiento de gónadas, consiguiendo cabrearme antes de que abriesen el resto de comercios del Parque Oeste, en Alcorcón. Exactamente a las diez menos cuarto ya andaba yo despotricando contra la empresa que más se hace el sueco del mundo.
La historia es bien sencilla, decidimos jubilar el escritorio del cuarto del ordenador (una mesa de ordenador comprada en kit cuando el Carrefour se llamaba Continente por doce mil pesetas y que me ha acompañado durante casi quince años) Así que viendo ofertas de un lado y otro, decidimos que una opción razonable sería este escritorio de IKEA, de nombre Mikael (supongo que el diseñador de muebles de Ikea se encontraba en aquel momento en contacto con seres de Raticulín). IKEA, entre otras supuestas ventajas, ofrece al cliente la posibilidad de comprobar si el producto se encuentra en stock. Aquí se puede comprobar la disponibilidad de esta mesa concreta en el centro de Alcorcón.
No resulta muy difícil imaginarse que ocurrió. Madrugamos y a las 9 estábamos entrando por las puertas. Para nuestra sorpresa había bastante más gente de la que cabía esperar. Nos detuvimos un par de veces, haciendo el recorrido completo de la tienda viendo alguna cosa que nos llamó la atención, y por último anotamos la referencia del pasillo y estantería de los almacenes donde estaban las mesas. Al llegar a la planta baja, nos hicimos con un carrito y fuimos al pasillo, para encontrarnos con que donde debería estar la susodicha mesa, no había más que una caja.
«Uf, menos mal, esas existencias eran de una sola mesa» pensé, hasta que Beatrizia se percato de que el paquete estaba rajado y se dejaba entrever el color de la mesa, que no era el esperado. Así, no había existencias de la mesa en ese color. Obsérvese que en el enlace que he mencionado antes, se especifica claramente la disponibilidad de mesas de color negro, cosa falsa como se pudo comprobar.
Haré un inciso para preguntarme por qué, si IKEA pone tanto énfasis en sugerirte de manera supuestamente simpática que pongas loas paquetes de forma que luego sea más fácil pasarlos por la caja, no pone tantos medios para que en el almacén las cajas estén dispuestas de forma que dejen ver la etiqueta del producto, porque como pudimos constatar, no siempre la caja se corresponde con lo que indica el lineal de la estantería del almacén.
Consultando a una empleada, nos respondió de forma algo seca que si el producto no estaba allí, es que no había.
Al llegar a casa, por supuesto, repetí la operación y ahí tenéis el resultado: según el ordenador de IKEA, hay al menos una mesa Mikael negra en el centro de Alcorcón. El truco es mentir; hacerte que vayas y hacerte salir con algo, aunque no sea aquello por lo que te acercaste. En nuestro caso, la tienda IKEA está a menos de diez minutos en coche pero supongo que habrá quien no pueda plantarse a las 9 de la mañana del Sábado y se tenga que chupar los consabidos atascos de IKEA para volverse de vacío. O con con cualquier otro premio de consolación que no era lo que venía buscando.
En fin, IKEA se hizo el sueco una vez más.