Razones para dejar a Google
Editado a las 23:43 del 2008-04-08
No ha sido fácil pero ya han pasado dos semanas y en el ordenador de casa no he necesitado iniciar sesión en ninguno de los servicios de Google. Como el que deja una adicción de años al tabaco creo que ya he pasado lo peor. En esta historia espero resumir los motivos que me han llevado a dar este paso. Me ha resultado grato comprobar que este proceso ha sido simultáneo al seguido por mi vanguardista digital favorito, David de Ugarte, que también se ha desvinculado de los servicios de Google. La principal inquietud de David ha sido la privacidad.
(...) como el correo está siempre abierto en una pestaña del navegador, usar gmail supone estar siempre logueado. Eso quiere decir que puede cruzar la dinámica de mis relaciones sociales con mis búsquedas, con las pelis que veo en YouTube y hasta con los comentarios que dejo en blogs de Blogger. Puede saber quién me influye y por qué, y a quién, cómo y cuando influyen mis palabras. Y puede hacerlo mejor que yo mismo (...).
Repetid conmigo: «Mejor que uno mismo»
Cada vez que usas cualquiera de los servicios de Google mientras tienes una sesión iniciada (sea leer un correo, realizar una búsqueda, acceder a un mapa, leer tus feeds favoritos, ver vídeos en YouTube, la publicidad sobre la que haces clic...) toda actividad es susceptible de ser registrada en los vastos archivos de Google, para no ser borrada jamás. Resulta incómodo considerar que Google registra todos y cada uno de los minutos que estás hablando con él: toda esa fracción de tu vida permanecerá digitalizada por la eternidad. Y si no lo hace en todo caso puede hacerlo; y hasta ahora ha demostrado que su voracidad por recabar datos no tiene fin. El movimiento del día en este aspecto lo describe muy bien Antonio Ortiz fijándose en las similitudes entre el temido Passport de Microsoft y el sistema preferido de autenticación de usuarios en Google Apps, coincidiendo con David:
Preocupante cuando menos que volvamos a tener que asistir a un intento de que un sólo proveedor se postule como identificador universal en la web.
Uno sigue teniendo la sensación de que en cierta manera el anonimato lo protege porque sus datos serán irrelevantes o insignificantes en el océano de información que maneja el gigante. Pero sospecho, sin embargo, que no hay anonimato posible cuando el que distingue, clasifica, describe y discrimina es una máquina, una fenomenal capaz de rebuscar en toda la web para decirnos qué es cualquier cosa en menos de medio segundo.
Ya me ha preocupado anteriormente la visión optimista que tiene la gente con respecto a todas las golosinas que ofrece Google (frente a la negra imagen que padecen los de Redmond, hagan lo que hagan) Google es el jardín vallado perfecto porque no necesita obligarte a entrar: al contrario, tú quieres estar en él y acudes de buena gana. Y no necesita vallas porque le basta con una cookie en tu navegador. Los servicios de Google son los mejores (o están entre ellos) en cualquier categoría. Tú me dices y yo respondo: ¿correo? ¡Gmail! ¿lector de news? ¡Google Reader! ¿documentos online? ¡Google Office! ¿estadísticas? ¡Analytics! Hoy le ha tocado el turno a EC2, la nube elástica de Amazon que se topa con la horma de su zapato en forma de Google Apps Engine. En un no parar, Google siempre tiene un as en la manga para quien sea: usuario o desarrollador.
Y esto es lo que veo más peligroso: que se forme un monocultivo de servicios alrededor de Google y desaparezca toda la competencia. El correo electrónico es el caso mejor ejemplo: hasta que apareció GMail, correos con 1GB de capacidad eran impensables. Y no pocos proveedores de correo cobraban por sus servicios. Entonces aparece Google y lanza su carga de profundidad: una cuenta de correo electrónico que es como un pozo sin fondo, gratuita, y además una gozada de usar. De pronto cambia el tablero de juego y el resto de contrincantes tienen que ponerse a la altura: Yahoo! y Hotmail, por ejemplo. Otros, por supuesto, se quedarían en el camino (en el año 99 posiblemente uno podría contar decenas de proveedores de correo gratuito, yo ahora tengo problemas para recordar más de tres). Y ahora que estamos aquí... ¿qué pasaría si desaparecieran Yahoo y Microsoft? ¿Dónde ibas a tener tu cuenta de correo online? Con el resto de servicios ha pasado más o menos igual (el más destacable es el de lector de feeds: me ha costado Dios y ayuda desengancharme de Google Reader) pero Google no es infalible: Orkut no ido más allá del buzz inicial y Blogspot, Feedburner y Jaiku se han quedado exactamente igual que estaban... por el momento. Netscapeo sé qué es peor: que Google tenga planes para sus compras menores o que simplemente no los tenga y compre para crecer.
Por supuesto, un usuario (feliz) de Google no verá inconveniente: a fin de cuentas, todo es gratis, bueno y abundante. Pero no necesitamos mirar muy atrás para recordar que precisamente eso era lo que hacía Microsoft cuando incluía Internet Explorer en cualquier escritorio Windows, lo que le pasó a Netscape y los lodos que aún pisamos de aquellos barros.
Y aún hay más: ¿cómo compite una startup contra los servicios que vende Google? Como dicen en Cuidado con la economía del gratis total:
(...) ¿cómo competir contra lo que es gratis? Imagínate que alguien tiene una gran idea para mejorar el correo web. Entrar en el mercado es muy difícil. Hay mucha inercia alrededor de Google y en el nuevo mundo del gratis total ya no puedes competir en el precio (...)
La respuesta de libro a todas estas preocupaciones, por supuesto, es que las startups no prosperarán compitiendo con Google sino colaborando con sus servicios. Lo que nos lleva otra vez al problema del cambio de rol: Google dejaría de ser un jugador para pasar a ser el tablero. ¿Es eso lo que queremos?