Encuentra ese reloj
Editado a las 22:17 del 2011-05-21
Supomed que habeis perdido un reloj. Uno de estos con display LCD de plástico negro baratuno, de los que tiras cuando se le acaba la pila. Y resulta que no os importa gran cosa (salvo por el hecho de que era un regalo de cumpleaños de mi hermana, el reloj lo usaba de cronómetro en mis esforzados trotes por la campiña alcorconera). Así que en teoría el reloj debería pasar a la lista de objetos perdidos que aparecerán en cualquier caja durante una mudanza cualquiera.Pero no es así. Hace algunos veranos usé el reloj para bajar a la playa y un día, aburrido en la playa granadina, se me ocurrió configurar el chime. Ya sabeis, la alarmita esa, pesadilla de docentes, que da las horas en punto. Y se quedó puesta. Y luego no supe quitarla.
Y sé que sigue puesta porque en mi dormitorio escucho al maldito reloj dar las horas todavía. No sólo no ha agotado su pila -y deben de ser ya por lo menos siete u ocho años- sino que sigue cumpliendo su misión: dar las horas en punto. Cierto es que, como una vieja sonda espacial que viaja fuera del sistema solar, se encuentra algo despistado y va retrasado un par de minutos.
Pasó un tiempo así (recuerdo haberlo usado por última vez hace años). El sonido es muy leve en volumen y duración -imaginad un pequeño alfiler metálico cayendo al suelo desde una mesa- así que es difícil escucharlo si no es prestando mucha atención. De vez en cuando notaba yo la pequeña alarma electrónica, y me decía: ¿dónde estará el reloj? Y a otra cosa mariposa. Ya os he dicho que no se trata de una pertenencia especialmente valiosa para mí.
Pero algo ha cambiado en estas últimas semanas: he empezado a sentir la obsesión de tener que encontrar cueste lo que cuesta al demonio asiático que cada hora resopla su presencia. Al principio removía el montón de ropa que siempre tengo sin planchar, miraba en algún cajón u otro, como por sorpresa, para ver si encontraba ahí al chivatillo, debajo de la cama (esto siempre lo hago cuando hay luz natural, por si acaso).... pero desde hace unos días la cosa ha ido a más y empiezo a esperar a que llegue el ansiado momento, esa cita con la pista auditiva, que se ha convertido en una especie de juego del escondite.
Sé que el reloj suena pasados unos 200 segundos de la hora en punto según el teléfono móvil. Así que si cada hora me planto en la habitación y en absoluto silencio me pongo en un lugar u otro del cuarto podré terminar triangulando dónde está el reloj simplemente usando el oido. Para eso por supuesto me tengo que poner una alarma cada hora para acordarme porque de lo contrario se me suele pasar.
Es muy listo, pero no se podrá escapar. No hagáis ruido, ssshhhh.