Horario de verano
Editado a las 17:06 del 2003-04-25
Desde el cambio de hora de verano no levanto cabeza. La verdad es que otros años, cuando ocurría no me quedaba tan hecho polvo, sino que me entraba esa alegría de vivir que da la próxima llegada del verano: hasta al salir a la calle notas que el aire huele de una manera distinta. Pero este año ha sido distinto. Será que esto de estar rozando la treintena -por arriba- termina por quitarte la inmunidad a los cambios bruscos de horario.El resultado es que llevo un par de semanas con muchísimo sueño, las tardes en el trabajo se hacen interminables. Anteayer llegué a tocar fondo: me quedé dormido en el Metro, camino de casa.
Siempre que salía la cuestión de si el cambio de hora es beneficioso o no, yo siempre solía responder que sí. En invierno es fácil porque no es tan duro el cambio -duermes una hora más-, y en verano la recompensa de tener las tardes más largas bien merece la pena. Pero si a partir de ahora todos los años va a ser como esto, me parece que me replantearé mi opinión.
(Mención aparte merecen los enormes problemas que el software tiene con los cambios de hora y los gastos que suponen los arreglos, pero de la humedad hablaremos otro día)